Los padres de adolescentes tienen el reto de aprender nuevas maneras de relacionarse y expresar afecto a sus hijos. En la mayoría de los casos, los hijos en esta etapa no parecen ser tan tiernos, dóciles, ni llevaderos. Ahora han adoptado posturas contrarias a las de los padres, cambiando el nivel de respeto, mostrando variación en su estado de ánimo con mucha frecuencia, y aún su forma y gustos al vestir pueden ser completamente diferentes a las que antes se podía esperar de ellos. Todos estos cambios pueden preocuparte y llevarte a cuestionar, “¿Dónde está el hijo(a) que una vez conocí?”. Pero, ¡calma! Estos son cambios característicos de esta etapa tan hermosa y retante llamada adolescencia, donde empiezan a dejar de ser niños y definirse como personas adultas.
Ante esta nueva etapa, podemos reaccionar de distintas maneras. Muchos padres suelen darle un poco más de espacio a sus hijos porque, o ya están muy grandes y entienden pueden hacerlo solos, o simplemente no saben bien qué hacer. Sin embargo, distanciarse, ya sea intencional o no, no es lo que tu adolescente necesita, ya que es tu presencia lo que les da seguridad en este proceso de cambios. Así que acércate, no como un amigo, sino como su padre o madre que lo ama y que está dispuesto a tener empatía ante sus distintas situaciones. Recuerda tu adolescencia, todas las problemáticas que enfrentaste y que quizás no sabías cómo manejar. Sin embargo, tú época de adolescencia y la de tus hijos es muy distinta: las presiones y los retos a los que están expuestos no son los mismos que los tuyos. Camina con él o con ella, ejerce la disciplina con amor e instrúyelos en el camino correcto. Escucha con atención lo que dicen y lo que no dicen, observa sus gustos y dedícate a conocerlos. No temas hablarles, aunque tengas que repetirles las mismas cosas y ellos reaccionen con cierta indiferencia. Háblales con respeto, amor y firmeza. Ellos observan tus actitudes y leen en ellas tus intenciones, por lo que la manera en cómo te acerques puede determinar qué tan dispuestos estén a escucharte.
Si bien es cierto que tus hijos ya tienen cierto nivel de independencia, no los dejes tomar decisiones a solas por completo. Ellos aún necesitan que les ayudes a desarrollar destrezas para tomar buenas decisiones. Igualmente, no permitas que tus hijos definan quienes son por los ojos de los demás o por lo que tienen, recuérdales su identidad y su valor como persona. En especial, ayúdales a recordar a su Creador en los días de su juventud. Cuando tu hijo(a) adolescente sabe quién es, reconoce su valor ante Dios y la sociedad, podrán defenderse de las influencias negativas y manejarse adecuadamente.
Pidámosle al Señor la sabiduría necesaria para ser los padres que nuestros hijos necesitan. No temamos buscar consejos cuando no sepamos qué hacer. Acércate a otros que han ido delante y que te pueden ayudar a saber cómo navegar en este tiempo. Dios no nos deja solos en la crianza de los hijos en ninguna de sus etapas. Él provee los medios de gracia necesarios y nos puso en comunidad el uno con el otro para caminar juntos este trayecto.
¡Dios les bendiga!
How important is affection in the adolescent’s life?
Parents of teenagers have the challenge to learn new ways to relate to and express affection to their children. In most cases, children at this stage do not seem to be as tender, docile, or submissive. Now, they have adopted positions contrary to those of their parents, changing the level of respect, their mood shifts quickly, and even their style and taste in clothing can be completely different from what was previously expected of them. All of these changes can worry you and lead you to question, “Where is the child I once knew?” But, don’t panic! These changes are characteristic of this beautiful and challenging stage called adolescence, where they stop being kids and start defining themselves as adults.
Faced with this new stage, we can react in different ways. Many parents tend to give their teenagers a little more space because, either they believe them to be mature and think that they can do it on their own, or parents simply don’t know what to do. However, distancing, whether intentional or not, is not what your teen needs, since it is your presence that gives them security in this process of change. So approach them, not as a friend, but as their mother or father who loves him and is willing to empathize with their different situations. Remember your adolescence, all the problems you faced and that perhaps you did not know how to handle. However, bear in mind that your teenage years and your children’s are very different: the pressures and challenges they are exposed to are not the same as yours. Walk with him or her, exercise discipline with love and instruct them in the right path. Listen carefully to what they say and what they don’t say, observe their tastes and dedicate yourself to getting to know them. Don’t be afraid to talk to them, even if you have to repeat the same things to them and they react with indifference. Speak to them with respect, love and firmness. They watch your attitudes and read your intentions into them, so the way you approach them can determine how willing they are to listen.
While it’s true that your children already have some level of independence, don’t let them make decisions entirely on their own. They still need you to help them develop good decision-making skills. Likewise, do not allow your teens to define who they are by the eyes of others or by what they have, remind them of their identity and value as a person. In particular, help them to remember their Creator in the days of their youth. When your adolescent knows who he or she is, recognizes their value before God and society, they will be able to defend themselves from negative influences and manage themselves appropriately.
Let us ask the Lord for the necessary wisdom to be the parents our children need. Let’s not be afraid to seek advice when we don’t know what to do. Reach out to others who have gone before you and who can help you know how to navigate this time. God does not leave us alone in raising children in any of its stages. He provides the necessary means of grace and puts us in community with each other to walk this journey together.
God bless you!
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